jueves, 8 de septiembre de 2011

ELEMENTOS TEÓRICOS PARA LA VISIBILIZACIÓN DE UNA AGENDA OCULTA

El Perú atraviesa, en estos momentos, por la evidente e inexcusable necesidad de redefinirse y consolidarse en asuntos de cardinal importancia, para lograr su viabilidad en un contexto global, ciertamente, de crisis del capitalismo tardío y de su modelo económico e ideológico neoliberal, con miras a gestionar posibilidades importante de ser estructuralmente diferente y superior a lo que es hasta el presente, a lo largo del siglo en curso. La intuición de las inteligencias más perspicaces y de los colectivos sociales y políticos más lúcidos, es que todo “más de los mismo” como ha sido hasta la fecha en nuestra historia republicana, es el camino directo y seguro a la anomia y la explosión social.

Existe, entonces, una problemática que la clase política en el poder está en la obligación de resolver, como la siguiente:

a) La construcción sostenida de democracia política real y efectiva, más allá de avatares transitorios o vueltas en el camino, como por ejemplo el autoritarismo cleptocrático del fujimontesinismo de ingrata recordación, que inducen al desánimo y la provocación nihilista. Luego de la aventura traumática del “socialismo real” no se percibe nada mejor en el horizonte de las ideologías y la trayectoria de las políticas, que la democracia en la convivencia social y la organización política sin eludir, ciertamente, su contenido que, en su radicalización histórica, puede conducirnos a un nuevo socialismo real esta vez democrático y humanista.

b) La democracia social, como una profundización de la democracia política, con fuertes impactos en la superación de la exclusión social, la pobreza, la expansión de una ciudadanía intercultural, la participación social y la aceptación y práctica de los derechos humanos.

Los derechos humanos, es preciso tenerlo muy presente, necesitan tanto de fundamentación como de legitimación. De fundamentación en cuanto argumento racionalista que se orienta a sostener la validez y legitimidad de los mismos, como es lo que se presenta en la diversa literatura producida sobre el particular; y de legitimación porque los derechos humanos para su real práctica exigen de “aceptabilidad” social (¿qué tan presentes están en la vida cotidiana de los individuos y agrupamientos humanos?), y cultural (los derechos humanos presentes en la cultura cotidiana de las personas).

Lamentablemente, por ahora, los derechos humanos vinculados a la cultura de la Ilustración y a la vida social cotidiana de la gente, no se dan de una manera imperiosa por múltiples razones. Los derechos humanos, si bien es cierto que ingresan en la contextualidad cultural y jurídica del país, con el advenimiento de nuestra vida republicana (Ej. Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano), han necesitado de un largo proceso de incubación cultural para, recién, perfilarse en el plano de la “legitimación” en un proceso inacabado y contradictorio.

No se puede perder de vista que la “legitimación” de los derechos humanos en la vida real de las personas, supone un proyecto de hegemonía de las clases gobernantes, con capacidad efectiva de dirección política, cultural y moral que, desdichadamente, hasta el momento no lo hemos tenido.

c) El cambio del modelo de desarrollo del país, buscando transitar de un modelo de crecimiento neoliberal “hacia fuera”, articulado a las bases excluyentes y asimétricas del capitalismo mundial, hacia un modelo de desarrollo “hacia dentro” en el marco de una nueva forma de inserción en la economía mundo (¿glocalización?). Lo que jala, de por sí, hacia nuevas formas de relación entre el Estado, la política, la economía y los derechos humanos, así como de legitimidad y representación social en el poder del Estado, más incluyentes. Sin embargo una propuesta de desarrollo, de lo que se viene hablando hace mucho tiempo atrás, implica una teoría del cambio social que no la tenemos o, por lo menos, no la conocemos, una teoría que en sus componentes: el contenido del cambio social, los actores sociales del cambio, la direccionalidad del cambio, los y los medios e instrumentos del cambio, no puede estar desligada de una opción ideológica. ¿Cuál es esta teoría del cambio social y cuál su opción ideológica, en estos momentos en que el gobierno de Gana Perú busca lícitamente orientar al país hacia un nuevo modelo de desarrollo y cuando, en el escenario mundial, el modelo neoliberal de gobierno pasivo, producción libre de interferencias políticas, atomización de los agentes económicos, sistema tributario orientado a promover el ahorro y la inversión privada, libre comercio, tipo de cambio único, y movimiento de capitales libres y librados al mercado, se desliza por la pendiente de una irreversible crisis final.

d) Definición y debate en torno al modelo de modernidad que necesita el Perú, desde el momento en que no se puede identificar la modernidad con un tipo histórico de modernidad, esa modernidad eurocéntrica logocentrista que instauró en su devenir un mundo sin sujeto histórico, preocupado por una permanente sensación de inseguridad generalizada, y que terminó por convertir el conocimiento científico en una estructura de poder político, estético, simbólico y comunicacional al servicio de la dominación del hombre por el hombre, tanto en el modelo del capitalismo como del socialismo “reales”. Necesitamos, en consecuencia, construir nuestro propio horizonte utópico de modernidad que nos asuma como un país multicultural, pluriétnico y multilingue.

e) El espacio y el poder se definen cada vez menos por la territorialidad, que por la dimensión de la comunicación y la interpelación subjetiva entre los actores sociales y, en consecuencia, las propuestas de creatividad y modernidad transcurren por la combinación de la racionalidad científico-tecnológica, la racionalidad expresivo-comunicativa, la memoria histórica y la diversidad sociocultural. Lo que nos obliga a modificar raigalmente las concepciones anteriores sobre el poder, edificadas únicamente sobre la naturaleza institucional del mismo, para aprehender conceptual y prácticamente los diferentes lugares donde se construye y desde donde se ejerce tejiendo, armonizando y orientando la voluntad colectiva.

CONDICIÓN ECONÓMICA DE PUNO, CONFLICTO MINERO Y PARADIGMA RESOLUTIVO

Las características socioeconómicas, políticas y culturales que hoy presenta la región de Puno, son fruto de un largo proceso histórico que comprende los siglos XVIII, XIX y XX; en cuyo decurso y como parte de la conformación del sur peruano como una amplia región económica (Arequipa, Puno y Cusco), la región o el departamento de Puno siempre ha tenido una posición subordinada a la lógica del crecimiento capitalista en otras regiones del país. ¿Las causas? Son varias, dentro de las cuales habría que destacar las famosas “ventajas comparativas” impuestas desde la colonia que, dentro del nuevo encuadramiento económico del país en el mundo globalizado, se han traducido, crecientemente, en desventajas estructurales; las políticas económicas centralistas de los sucesivos gobiernos nacionales orientadas a favorecer a la urbe costeña y en especial a la Capital de la República, en detrimento del campo serrano; las clases propietarias dominantes citadinas castradas de un proyecto nacional de acumulación endógenas, y la ausencia de un grupo económico “provinciano” dominante, con capacidad y pretensiones hegemónicas para configurar un bloque regional económico,sociopolítico y cultural, dispuesto a enfrentar los retos de un desarrollo con ejes relevantes en la región de Puno.

En el marco de este proceso evolutivo económico nacional, se consolida, de este modo, la ubicación de Puno en la especialización productiva de materias primas (lanas y fibras) y alimentos a bajos precios, al mismo tiempo que adquiere productos manufacturados a precios crecientemente altos obedeciendo a la lógica de intercambio desigual del capitalismo dependiente y subdeterminado en el Perú. En otros términos, el departamento de Puno es condenado, por la dinámica del capitalismo subdeterminado nacional, a una condición económica de primariedad y extracción, en las condiciones de un “espacio mercantil” (Efraín Gonzáles de Olarte) y no propiamente de una región económica, para contribuir al crecimiento del capitalismo en otras áreas del país (Arequipa, por ejemplo) en menoscabo de su propio crecimiento.

La globalización capitalista y el consiguiente modelo neoliberal que impulsa en el mundo a partir de los años 80 del siglo anterior, precariza más en términos globales la situación de Puno, porque acentúa el carácter económico primario exportador del país y de sus provincias, aherroja más los términos de la dependencia económica y vuelve más sensible la economía regional a los vaivenes de la economía mundo. Así el nuevo ciclo de la crisis económica que empieza a configurarse en la potencia del norte, EEUU y su impacto desacelerante en la economía de la República Popular China, más allá de lo que digan los economistas oficiales, tendrá serias consecuencias en nuestro país y, por lo que se acaba de decir, en la economía regional de Puno.

La inversión pública no es suficiente para garantizar por sí misma los procesos de acumulación autocentrada que el país necesita para garantizar un desarrollo sostenido con soportes propios, superando lo indicado más arriba; además que es una inversión desigualmente distribuida en el espacio nacional donde hay regiones, como la de Puno, que acceden en una proporción menor en esta distribución. Las carreteras, puentes, servicios básicos, infraestructura social, etc. sólo constituyen factores condicionantes para el crecimiento y el desarrollo de la región que puede estar muy bien interconectada vial y energéticamente, pero siempre con altos índices de pobreza, inequidad y desigualdad social; sencillamente porque los actores protagónicos de la vida económica no están en la esfera de la política sino de la sociedad, constituyendo el entramado de las relaciones económicas de producción, unos como propietarios de los medios de producción y, por ello, como apropiadores del excedente (plusvalor, plusvalía) generado por los otros sólo propietarios de su fuerza de trabajo. El Estado, en tal situación, no viene a constituir sino la proyección ideológica y política universalizante de los intereses globales de la clase dominante y, por ello mismo, el espacio superestructural de conflicto entre los intereses de las clases dominantes y dominadas.

En estas condiciones, ergo, de qué solución a la problemática minera se puede hablar entre los representantes del gobierno nacional y regional y los representantes de las poblaciones, reacias a transar con los propietarios del capital minero. ¿Cuáles son los fundamentos de política económica y de economía política que se pondrán en juego, especialmente desde la perspectiva de los intereses populares? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que los propietarios del capital y los neoliberales por conciencia y corazón, representantes del Estado, están debidamente armados con el talmud neoliberal de una teoría económica que juega en su propia cancha consistentemente con sus propias reglas y sus propias soluciones y que, en tal sentido, tienen muchas posibilidades de organizar ideológica y técnicamente un consenso importante a su favor, como ha sucedido en repetidas ocasiones a lo largo de nuestra historia regional.

Una nueva entrada a la disputa por el manejo de la comprensión del problema de la minería en Puno, que es la disputa en última instancia de la conciencia pública regional, significa desde la orilla popular, que es la orilla que defendemos, la recolocación de los términos de la discusión y del conflicto que no pueden seguir focalizados únicamente en el tema de la consulta popular y el medio ambiente, donde el capital tiene las de ganar porque es el terreno donde puede operativizar un discurso y un sinfín de recursos que responden a su propia lógica, como ya está ganando en Moquegua, donde segmentos sociales importante de la población se están movilizando recientemente a favor de la minería con argumentos como los expresados por el empresario Hugo Polo: “no hay desarrollo sin inversión y no hay un solo problema que no pueda ser resuelto por la tecnología, que permite además trabajar a la minería limpiamente”. La duplicación de la producción minera a 120 mil toneladas diarias, por parte de la Southern en Toquepala, reutilizando el componente hídrico bombeado desde Quebrada Honda, donde la empresa deposita sus relaves, parece confirmar las afirmaciones del mencionado empresario; o lo que comienza a suceder también con los mineros de la zona norte de Puno que se afirman en su vocación productiva y manifiestan públicamente su discrepancia con el dirigente Aduviri.

El asunto, entonces, es imponer un nuevo escenario comprensivo y paradigmático con nuevas ideaciones teóricas y técnicas, si es que se quiera optar seriamente por el desarrollo integral, inclusivo y sostenido de la región de Puno. Un escenario que tenga en cuenta lo siguiente:

a) Una lectura sistemática e integral de la realidad socioeconómica de Puno, para encontrar y determinar los mecanismos económicos centrales que articulan su condición de subordinación con el capitalismo global y su lógica de extraversión. Algo que no puede ser resultado únicamente de una visión diagnóstica, parcelada y singular porque la “verdad” del objeto de conocimiento no está en su factura sectorial sino en su totalidad.

b) Redibujar el mapa de la formación social regional estableciendo, desde la perspectiva teórica, conceptual y política popular, los ejes de acumulación y su distribución en el espacio regional, necesarios para provocar y garantizar el perfil de desarrollo que necesita la región de Puno.

c) Asumir el acto político como un acto (en el decir de Alain Badiou) que crea tiempo y espacio propios y, por lo mismo, diferentes al tiempo y el espacio al que las finanzas y el mercado han venido sometiendo siempre el comportamiento de la región. Nuestro tiempo no tiene por que ser el tiempo del capital sino de nosotros mismos, y nuestro espacio debe ser construido y transformado en un espacio político por nosotros mismos. Si la ley del capital y del mercado dice que lo posible político es imposible, y que lo único que existe es el mercado y la necesidad, debemos demostrar que la política sí es posible criticando la economía realmente existente que es la economía del capitalismo y la subordinación.