domingo, 26 de agosto de 2012

EL MOVADEF: SOBRE DESLINDE Y DESLINDES
Los dirigentes del Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) han decidido no continuar con la insistencia de inscribir su organización política en el Registro de organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones, en respuesta como ellos dicen “a la campaña de persecución política montada por el Estado, en contra de los comunistas y de los marxistas-leninistas-maoístas, pensamiento Gonzalo” con lo que se da término al capítulo final de toda esta azarosa campaña política de legalización iniciada por dichos dirigentes hace algún tiempo atrás. Sin embargo lo que no concluye, con toda seguridad, es su febril intención de continuar en la brega por ampliar su radio de influencia en la sociedad civil, reclutando adeptos, difundiendo el ideario del “pensamiento Gonzalo”, haciendo pintas y tantas otras cosas más que tienen que ver con la reconstrucción política de una organización violentista que tiene como propósito inmediato la excarcelación de sus principales cuadros políticos hoy en la cárcel, y dentro de ellos el más importante Abimael Guzmán.
Una cuestión fundamental exigida durante estas semanas en que el tema de su inscripción estaba en el candelero, ha sido el de su renuncia expresa y previa, a la filosofía, ideología y política “gonzalista”, como una demostración evidente de su renuncia a la vía de las armas y al terrorismo para acceder al poder, y de toda maniobra política para utilizar el espacio de la democracia formal como un medio para retornar al camino de la violencia. Renuncia que no aceptaron y la rehuyeron en todos los idiomas, apelando a argumentos triviales y ridículos que nadie en su sano juicio podía dar crédito, lo que nos lleva a pensar que en el retorno a su activismo en la sociedad civil la utopía obscura del “pensamiento Gonzalo” seguirá inoculando virulentamente cada uno de sus decisiones, actos y mensajes.

Numerosos analistas coinciden en señalar, por ello, que la lucha ideológica, política y cultural contra el senderismo redivivo recién empieza, aunque no se sepa a ciencia cierta cómo sería ese empiezo. No está demás barruntar, por lo menos, algunos elementos que permitan trabajar en esa perspectiva, teniendo en cuenta que las cosas no serán tan fáciles como algunos la pintan:

El contexto sociocultural y político nacional predominante está profundamente fracturado, escindido, dividido y pulverizado como resultado de la globalización y el neoliberalismo impuesto en el país por el fujimorismo mafioso y corrupto y la derecha cerril, para beneficio del gran capital internacional y sus cipayos criollos, trayendo como consecuencia la separación existencial entre los seres humanos, el hiper individualismo, la pérdida de referentes ideológicos sustanciales y la ausencia de grandes proyectos colectivos de vida social; lo que dificulta seriamente la organización colectiva, el debate público y la configuración de nuevos compromisos identitarios ideológicos que busquen la “gran transformación” en los marcos del sistema democrático. ¿Cómo reconfigurar el perfil societal sobre esta base económico-social deleznable? Es la primera pregunta a la que habría que responder.

El deslinde con la ideología maximalista de los cultores de la violencia ¿a manos de quiénes estaría?, ¿de los partidos políticos?, ¿de los académicos?, ¿de la escuela?, ¿de los congresistas?, ¿de los medios de comunicación? ¿Quiénes serían los primeros convocados al frente de la batalla para enfrentar y derrotar ideológica y políticamente a la ideología del “pensamiento Gonzalo”?

Para la derecha política el deslinde ideológico se resume en el deslinde formal, de las normas y las leyes, como lo que acaba de suceder no aceptando la inscripción del MOVADEF en el registro electoral; en la descalificación mediática y en el endurecimiento de las medidas coactivas; o en la basura argumental de cacasenos que, como Aldo Mariátegui, expulsan regularmente contra la izquierda en general. Y punto, no hay nada más.

Para la izquierda democrática, en cambio, el desafío es más complicado porque se trata de ir al fondo del asunto. Al fondo aquel donde el terreno conceptual es más denso y también más movedizo y comprometido, donde se pone en discusión y entredicho las vigas maestras del marxismo y del socialismo como una de las grandes metanarraciones o utopías del siglo XX, desde ángulos y enfoques diferentes: ontológico, epistemológico, ideológico, político, cultural y ético. No nos olvidemos que “sendero luminoso” es, en gran medida, la hechura maximalista de una doctrina política marxista de vigencia mundial a lo largo de gran parte del siglo anterior, doctrina asumida por el senderismo como la de un “marxismo dogmático, esencialista, infantil y provocador”. ¿Cuál es, en consecuencia, el marxismo no dogmático, no esencialista y no infantil o provocador? Este es un asunto que debe conducirnos a redescubrir la teoría marxista en sus diferentes interpretaciones, y la política en todas sus posibilidades. A volver al viejo Marx no sólo con el viejo prisma oficial de las internacionales comunistas, sino de las varias interpretaciones heterodoxas (Lukács, Gramsci, Mariátegui) que han florecido más allá de los enmohecidos manuales soviéticos.

El deslinde con el “pensamiento Gonzalo”, para la izquierda, es al final de cuentas también un deslinde consigo misma o un tomarse cuentas a sí misma, histórica, política e ideológicamente, posicionándose en un escenario teórico propio para enfrentar al “pensamiento Gonzalo”, de una manera coherente y firme en temas como, por ejemplo, los siguientes: el Estado, la democracia, la hegemonía, la revolución, la dictadura, la propiedad, la cultura, la ética, la lucha armada, etc. De no hacerse ello, hay el enorme riesgo de desvirtuar el deslinde conduciéndolo por caminos intrascendentes o muy semejantes al camino de la derecha política mediática.

Este proceso de deslinde, también, puede ser la oportunidad de reconstruir teóricamente a una izquierda nacional que, hasta el momento, no ha podido reequilibrar sus ejes teórico y programáticos, luego de la “caída del muro de Berlín” y del “socialismo real”, en un contexto de ofensiva ideológica mundial por parte de una derecha política envalentonada por aquellos sucesos.





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