jueves, 8 de septiembre de 2011

CONDICIÓN ECONÓMICA DE PUNO, CONFLICTO MINERO Y PARADIGMA RESOLUTIVO

Las características socioeconómicas, políticas y culturales que hoy presenta la región de Puno, son fruto de un largo proceso histórico que comprende los siglos XVIII, XIX y XX; en cuyo decurso y como parte de la conformación del sur peruano como una amplia región económica (Arequipa, Puno y Cusco), la región o el departamento de Puno siempre ha tenido una posición subordinada a la lógica del crecimiento capitalista en otras regiones del país. ¿Las causas? Son varias, dentro de las cuales habría que destacar las famosas “ventajas comparativas” impuestas desde la colonia que, dentro del nuevo encuadramiento económico del país en el mundo globalizado, se han traducido, crecientemente, en desventajas estructurales; las políticas económicas centralistas de los sucesivos gobiernos nacionales orientadas a favorecer a la urbe costeña y en especial a la Capital de la República, en detrimento del campo serrano; las clases propietarias dominantes citadinas castradas de un proyecto nacional de acumulación endógenas, y la ausencia de un grupo económico “provinciano” dominante, con capacidad y pretensiones hegemónicas para configurar un bloque regional económico,sociopolítico y cultural, dispuesto a enfrentar los retos de un desarrollo con ejes relevantes en la región de Puno.

En el marco de este proceso evolutivo económico nacional, se consolida, de este modo, la ubicación de Puno en la especialización productiva de materias primas (lanas y fibras) y alimentos a bajos precios, al mismo tiempo que adquiere productos manufacturados a precios crecientemente altos obedeciendo a la lógica de intercambio desigual del capitalismo dependiente y subdeterminado en el Perú. En otros términos, el departamento de Puno es condenado, por la dinámica del capitalismo subdeterminado nacional, a una condición económica de primariedad y extracción, en las condiciones de un “espacio mercantil” (Efraín Gonzáles de Olarte) y no propiamente de una región económica, para contribuir al crecimiento del capitalismo en otras áreas del país (Arequipa, por ejemplo) en menoscabo de su propio crecimiento.

La globalización capitalista y el consiguiente modelo neoliberal que impulsa en el mundo a partir de los años 80 del siglo anterior, precariza más en términos globales la situación de Puno, porque acentúa el carácter económico primario exportador del país y de sus provincias, aherroja más los términos de la dependencia económica y vuelve más sensible la economía regional a los vaivenes de la economía mundo. Así el nuevo ciclo de la crisis económica que empieza a configurarse en la potencia del norte, EEUU y su impacto desacelerante en la economía de la República Popular China, más allá de lo que digan los economistas oficiales, tendrá serias consecuencias en nuestro país y, por lo que se acaba de decir, en la economía regional de Puno.

La inversión pública no es suficiente para garantizar por sí misma los procesos de acumulación autocentrada que el país necesita para garantizar un desarrollo sostenido con soportes propios, superando lo indicado más arriba; además que es una inversión desigualmente distribuida en el espacio nacional donde hay regiones, como la de Puno, que acceden en una proporción menor en esta distribución. Las carreteras, puentes, servicios básicos, infraestructura social, etc. sólo constituyen factores condicionantes para el crecimiento y el desarrollo de la región que puede estar muy bien interconectada vial y energéticamente, pero siempre con altos índices de pobreza, inequidad y desigualdad social; sencillamente porque los actores protagónicos de la vida económica no están en la esfera de la política sino de la sociedad, constituyendo el entramado de las relaciones económicas de producción, unos como propietarios de los medios de producción y, por ello, como apropiadores del excedente (plusvalor, plusvalía) generado por los otros sólo propietarios de su fuerza de trabajo. El Estado, en tal situación, no viene a constituir sino la proyección ideológica y política universalizante de los intereses globales de la clase dominante y, por ello mismo, el espacio superestructural de conflicto entre los intereses de las clases dominantes y dominadas.

En estas condiciones, ergo, de qué solución a la problemática minera se puede hablar entre los representantes del gobierno nacional y regional y los representantes de las poblaciones, reacias a transar con los propietarios del capital minero. ¿Cuáles son los fundamentos de política económica y de economía política que se pondrán en juego, especialmente desde la perspectiva de los intereses populares? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que los propietarios del capital y los neoliberales por conciencia y corazón, representantes del Estado, están debidamente armados con el talmud neoliberal de una teoría económica que juega en su propia cancha consistentemente con sus propias reglas y sus propias soluciones y que, en tal sentido, tienen muchas posibilidades de organizar ideológica y técnicamente un consenso importante a su favor, como ha sucedido en repetidas ocasiones a lo largo de nuestra historia regional.

Una nueva entrada a la disputa por el manejo de la comprensión del problema de la minería en Puno, que es la disputa en última instancia de la conciencia pública regional, significa desde la orilla popular, que es la orilla que defendemos, la recolocación de los términos de la discusión y del conflicto que no pueden seguir focalizados únicamente en el tema de la consulta popular y el medio ambiente, donde el capital tiene las de ganar porque es el terreno donde puede operativizar un discurso y un sinfín de recursos que responden a su propia lógica, como ya está ganando en Moquegua, donde segmentos sociales importante de la población se están movilizando recientemente a favor de la minería con argumentos como los expresados por el empresario Hugo Polo: “no hay desarrollo sin inversión y no hay un solo problema que no pueda ser resuelto por la tecnología, que permite además trabajar a la minería limpiamente”. La duplicación de la producción minera a 120 mil toneladas diarias, por parte de la Southern en Toquepala, reutilizando el componente hídrico bombeado desde Quebrada Honda, donde la empresa deposita sus relaves, parece confirmar las afirmaciones del mencionado empresario; o lo que comienza a suceder también con los mineros de la zona norte de Puno que se afirman en su vocación productiva y manifiestan públicamente su discrepancia con el dirigente Aduviri.

El asunto, entonces, es imponer un nuevo escenario comprensivo y paradigmático con nuevas ideaciones teóricas y técnicas, si es que se quiera optar seriamente por el desarrollo integral, inclusivo y sostenido de la región de Puno. Un escenario que tenga en cuenta lo siguiente:

a) Una lectura sistemática e integral de la realidad socioeconómica de Puno, para encontrar y determinar los mecanismos económicos centrales que articulan su condición de subordinación con el capitalismo global y su lógica de extraversión. Algo que no puede ser resultado únicamente de una visión diagnóstica, parcelada y singular porque la “verdad” del objeto de conocimiento no está en su factura sectorial sino en su totalidad.

b) Redibujar el mapa de la formación social regional estableciendo, desde la perspectiva teórica, conceptual y política popular, los ejes de acumulación y su distribución en el espacio regional, necesarios para provocar y garantizar el perfil de desarrollo que necesita la región de Puno.

c) Asumir el acto político como un acto (en el decir de Alain Badiou) que crea tiempo y espacio propios y, por lo mismo, diferentes al tiempo y el espacio al que las finanzas y el mercado han venido sometiendo siempre el comportamiento de la región. Nuestro tiempo no tiene por que ser el tiempo del capital sino de nosotros mismos, y nuestro espacio debe ser construido y transformado en un espacio político por nosotros mismos. Si la ley del capital y del mercado dice que lo posible político es imposible, y que lo único que existe es el mercado y la necesidad, debemos demostrar que la política sí es posible criticando la economía realmente existente que es la economía del capitalismo y la subordinación.

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